Es hora de cambiar nuestro discurso

La famosa frase «Formamos a los líderes del futuro» ha sido repetida incansablemente por educadores, políticos y expertos en el campo de la educación. Pero, ¿realmente esta idea refleja la realidad de lo que nuestros alumnos necesitan y de su capacidad para hacer cambios significativos en el mundo?

El año post-COVID tuve el placer de asistir a la Exposición del Programa de Escuela Primaria (PEP) de un colegio. Un grupo de alumnos emprendieron una extraordinaria campaña de concienciación sobre las islas de plástico en el Pacífico como su producto final relacionado con la acción. Unos días después, paseando por el patio del colegio, noté varias mascarillas higiénicas tiradas por el suelo. Me paseé por los distintos rincones del patio y vi más mascarillas fuera de la papelera o contenedor de reciclaje. ¿Terminarían estas mascarillas en la playa cercana al colegio? Probablemente SÍ. ¿Han establecido conexiones los alumnos de la Exposición del PEP de aquel año entre su acción y la intención de resolver un problema en el Pacífico y su entorno inmediato? Probablemente NO.

Con este ejemplo no pretendo decir que la acción elegida por este grupo de alumnos fuera incorrecta. Simplemente que, en lugar de centrarse en acciones “distantes”, por muy visuales que sean para las redes sociales, los colegios deberían guiar a los alumnos hacia experiencias reales y apoyar sus iniciativas, grandes o pequeñas, que tengan un efecto concreto, visible y cercano a ellos.  Por ejemplo, antes de empezar con las campañas solidarias para los refugiados de la localidad, tendría mucho más sentido que los alumnos crearan primero un diccionario ilustrado para aquellos compañeros de clase que no dominan las lenguas de instrucción del colegio. Esto les permitiría ver el impacto inmediato de su acción y conectar su esfuerzo con la vida de sus compañeros. El paso siguiente sería invitar a los alumnos a reflexionar sobre cómo su proyecto podría ayudar a un niño refugiado en alguna parte del mundo. Estas conexiones personales y concretas hacen que los estudiantes comprendan mejor el impacto de sus acciones y los motivan a tomar iniciativas reales y significativas en su comunidad y más allá. Es a partir de este punto de comprensión y conexión conceptual cuando podríamos decir que la participación en una campaña solidaria de recogida de alimentos tendría un significado real para nuestros alumnos.

Es hora de que cambiemos nuestro discurso- nuestros alumnos no son líderes del futuro, son líderes del presente. En nuestro papel como educadores, es fundamental que les ayudemos a comprender que sus acciones tienen un impacto real y tangible en su entorno inmediato. Tenemos la poderosa herramienta para ello, la educación, que les permite construir el mundo que desean ver hoy, no mañana.

Comparte:

últimas entradas

El arte de la sucesión

Queridos líderes educativos, Sabemos que en el emocionante circo que implica el día a día de un colegio, los líderes educativos sois los verdaderos maestros